El lago Colhué Huapi, del que también se afirma es una laguna gigante, ya que no es muy profundo, suele sufrir grandes sequías, dejando el fondo al descubierto. Durante esas sequías el viento vuela el polvillo del fondo y lo acumula en el nacimiento del río, formando una especie de embalse. En los días de fuertes vientos, la nube de polvo se eleva varios kilómetros de altura y llega a alcanzar la costa del Atlántico, situada a más de 100 kilómetros de distancia. El primer taponamiento del que se tiene registro, se remonta a 1902. Los propietarios de las estancias que se asientan en torno al nacimiento del río, aseguran que se tapó de forma definitiva a fines de la década del 50.
La laguna que se observa en la foto, formada en el antiguo lecho del río, según los pobladores del lugar, es lo contrario a lo que podría decirse “hermosa”. Como el lecho del río se va cubriendo con la tierra que vuela del fondo y márgenes del lago Colhué Huapi, el agua que escurre de Valle Hermoso (situado hacia el sur), en vez de correr hacia el este, lo hace en dirección al lago para estancarse cerca del nacimiento del río. Los pobladores sospechan que esa agua arrastra consigo químicos de la industria petrolera, ya que mata los árboles a los que alcanza.
El lecho del río.
Hoy el lecho del río se encuentra seco y de a poco se va cubriendo de tierra y vegetales. Hacia fines del siglo XIX, el curso del río era utilizado como la ruta de carros y caballos, entre la colonia galesa del Chubut (Trelew, Gaiman, Rawson) y el valle de Sarmiento. Las crónicas de los viajeros describen un río vigoroso, de aguas lechosas, con rápidos y de unos 100 metros de ancho en algunos tramos. En el curso superior contaba con bosquecillos de sauces. En 1532, el colonizador español Simón de Alcazaba demoró una semana para cruzarlo con su gente, en balsas. Hoy en día ese panorama resulta inimaginable.
En este río y en lago Colhué Huapi, se asentaba un pueblo indígena de canoeros, que vivían en chozas de ramas. Una cultura y pueblo muy distinto al conocido en la región: los tehuelches. Cuando baja el nivel del agua del lago, afloran las tumbas indígenas y los elementos materiales de su cultura. Se estima que navegaban en canoas construidas con juncos, y pescaban con redes confeccionadas con el mismo material. De este pueblo existe muy poca información y son pocos los que saben de su antigua existencia.
Lo más probable es que el río Chico nunca más vuelva a existir. En parte por el dique natural de varios kilómetros que se formó en torno a lo que era su desembocadura y porque el lecho se fue cubriendo con la tierra que arrastra el viento. Pero principalmente por obra del hombre, que utiliza enormes cantidades de agua que jamás van a llegar al Colhué Huapi. Una petrolera cuenta con una decena de tomas de agua en Los Monos (donde el Senguer ingresa al valle de Sarmiento) y por el acueducto que desde el lago Musters surte de agua a las poblaciones de Comodoro Rivadavia, Rada Tilly (sur de Chubut) y Caleta Olivia en Santa Cruz.
En el lecho seco del río. Cincuenta años atrás, en este mismo lugar se asentaba la balsa que se utilizaba para cruzar el río.
En estancia situada en nacimiento del río.
Lecho del río, donde antes ingresaban las aguas del lago Colhué Huapi.
En la zona existe una especie de leyenda que señala que tras varias jornadas de intensos vientos, el casco de una estancia quedó debajo de la arena. Esta foto corrobora que es cierta. Se puede apreciar parte de la antigua vivienda principal, cubierta por un médano de casi cinco metros de altura.
Hoy en día ello sigue sucediendo y con cierta frecuencia las viviendas de los cascos de estancias del lugar se tapan de arena. Luego tienen que ir con máquinas topadoras a destaparlas, o bien esperar a que el viento se ocupe de ello.
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